¿Pará qué intencionar con las fases de la luna? ¿Acaso no manifestamos todo el tiempo? ¿Por qué regir esa capacidad a una estructura cíclica?
Porque somos seres manifestantes y seres ciclares, al mismo tiempo. Eso nos constituye. Nuestra experiencia humana transcurre y evoluciona en ciclos. Ese es “nuestro tiempo” y son las coordenadas que la FuenteSer nos invita a vivir.
Aquí aparece un concepto fundamental en el proceso de manifestación: el tiempo, el cuándo.
Mientras alineamos nuestro pensar, sentir, decir y actuar nos abandonamos a la confianza de la divinidad que se comunica en nuestro lenguaje: en la vida, en los acontecimientos, en nuestros ritmos
No controlamos el “cuándo” de las manifestaciones, pero sí nos confiamos a un proceso que se expresa en lo cíclico. Los ciclos nos traen el tiempo, el “cuándo”: el tiempo de manifestar, cuando “todavía no”, los aprendizajes de los “todavía no”, de las perspectivas y deseos que no habíamos considerado (que la FuenteSer muestra mientras vivimos).
El ciclar más cercano es el lunar, el que más influye cotidianamente y que, de mejor manera, refleja el tiempo de los procesos creativos de la vida. Por eso, sintonizamos con ella.
Ciclos lunares y energías disponibles para manifestar
Mes a mes, la Luna y el Sol se encuentran en el cielo (la fase de la Luna Nueva) en un signo astrológico diferente. De esta manera inician un ciclo lunar.
Es un nuevo comienzo, tiempo de siembra. El signo astrológico en el que se da la unión de ambas luminarias indicará las cualidades energéticas que invita a desplegar y experimentar con mayor conciencia durante las cuatro semanas del ciclo. Ese ciclo activa un campo vibratorio particular que transitaremos. Las semillas sembradas con esas energías nos abren a un proceso de manifestación que culminará seis meses después con la Luna Llena del signo de esa Luna nueva (por ejemplo: la Luna nueva en Tauro abre un ciclo que se cierra luego de seis meses, con la Luna Llena en Tauro).
Esta conciencia energética es experimentada por cada quien según la propia carta natal. En el dibujo del código astral natal podemos observar la división en doce casas, donde vemos que se distribuyen los signos y los planetas. Cada casa refiere a un ámbito o experiencia de la vida. Las doce casas abarcan el espectro total de experiencias posibles.
Cada novilunio o Luna nueva activa un área de vida diferente. Es el momento propicio para considerar un escenario de nuestra vida (el que indique la casa) e intencionar lo que queremos ver manifestado allí en el sabio plazo de seis meses.
¿Qué nos va a permitir sintonizar nuestra intención/manifestación con los ciclos lunares?
Intencionar con las fases de la luna permite:
- Conectar orgánicamente con el tiempo y ritmo de manifestación y despliegue de lo que sos y deseás.
- Vivir con mayor potencia la experiencia natural de los ciclos (que te constituyen) y te conectan con tu poder creador.
- Tener una guía temporal que te ordena, sin acelerarte, limitarte ni aletargarte.
- Sintonizar con las cualidades energéticas que trae cada ciclo en relación al ámbito de la vida que te corresponde, según tu código natal.
- Darle a cada tema o área de tu vida un tiempo y atención propicio para crear y manifestar en él. Durante el transcurso de las doce lunaciones, podrás considerar y manifestar en los diferentes ámbitos de tu vida, cuando están especial y favorablemente activados.
- Acompañar con confianza y paciencia la ansiedad y frustración de lo que aún “no llega” o “no se da”.
- Hacer un camino de autoconocimiento vivencial, andando con tus propios pasos, con pistas y señales claras, pero que no se imponen ni sabotean la soberanía de tu conciencia.
- Vivir la maravilla y enamoramiento de la vida, de su sabiduría y magia que son tu sabiduría y magia.
- Crear y manifestar la vida que deseás, que está guardada en tu código energético, esperando ser sembrada para desplegarse.
¿CÓMO ES EL PROCESO DE INTENCIÓN/MANIFESTACIÓN CON LOS CICLOS LUNARES?
Los tiempos de los ciclos lunares
Los ciclos lunares se producen por la relación entre la órbita de la Luna y los rayos solares vistos desde la Tierra. Se reconocen ocho fases en el ciclo de lunación, pero las principales son las cuatro con las que acompañaremos el proceso.
Luna Nueva: Día 1 del ciclo. La Luna y el Sol están en el mismo punto visto desde la Tierra. La distancia entre ellos es de 0°. Visualmente no vemos a la Luna en el cielo.
Cuarto Creciente: Día 7 (aproximadamente) del ciclo. La Luna se movió 90° desde el punto solar. Visualmente vemos la mitad exacta de la cara de la Luna iluminada, una línea recta que la divide. Aparece al terminar la tarde.
Luna Llena: Día 14 o 15 del ciclo. La Luna está opuesta al Sol, a una distancia de 180°. Visualmente el disco lunar refleja de manera completa los rayos del Sol. Aparece al iniciar la noche.
Cuarto Menguante: Día 22 (aproximadamente) del ciclo. La Luna está a 270° de distancia de donde estaba el Sol en la Luna Nueva. Visualmente vemos la mitad de la cara de la Luna iluminada, con una línea recta que la divide. Es aquella parte que estaba oculta en la Creciente. Aparece al final de la noche.
Pero no solo existe este danzar cíclico entre la Luna y el Sol. El mismo proceso se puede observar en todos los cuerpos celestes del sistema en relación al Sol y entre sí. Los ciclos refieren a una relación entre dos cuerpos o, mejor dicho, tres. El tercer punto siempre será el de quien observa. Esta red de ciclos se expresa en nuestra carta natal y en relación a los movimientos de los planetas.
La astrología profundiza y amplía estas comprensiones, significaciones y sentidos.
