¿Qué simboliza cada una de las fases de la luna?
El conocimiento de las 8 fases de la luna puede ser una gran guía para entender nuestros ciclos, crear nuestros propios rituales, ordenar los pasos a seguir para cumplir nuestros deseos u objetivos y entender la propia naturaleza de los procesos, ya sean estos internos como externos.
LUNA NUEVA:
El ciclo lunar arranca con la Luna nueva. En esta primera fase el sol y la luna se unen y esta cercanía lo que produce es dejarnos a oscuras. Es una fase incipiente -a ciegas- el proceso que se inicia no tiene una definición aparente. Es por ello que ésta es una fase intuitiva y dinámica. Quizás este inicio parte de una manera muy inconsciente o muy impulsiva. El aspecto de conjunción nos remite a las características del signo de Aries es por ello que esta fase tiene cualidades de este signo.
El signo en el que se produzca la conjunción nos puede dar grandes pistas de las temáticas a tratar. Es así como en esta fase se empiezan a plantar semillas estableciendo propósitos, anhelos e intenciones aunque aún no sepamos cuál de ellas germinará ni en qué forma.
También en este momento -desde la conexión con aquello que anhelo- puedo aprovechar y estar a oscuras con una misma para visualizar acciones futuras.
LUNA NUEVA VISIBLE O CRECIENTE:
Cuando la luna empieza a asomar su luz -entre la luna nueva y el cuarto creciente- esas intenciones inician su recorrido. Es un momento donde poder tomar la iniciativa y atreverse a salir del casillero de salida. Empiezan a vislumbrarse las intenciones de la luna nueva y aún la energía inicial está lo suficientemente activa como para atreverse y probar.
CUARTO CRECIENTE:
El cuarto creciente simboliza un momento de tensión y también de gran aprendizaje. Es aquí en esta fase donde se producen la mayor parte de las tareas que requieren más esfuerzo. Es momento de separar la paja del trigo, de dejar atrás aquello que no nos permite avanzar y de encontrarnos con las primeras manifestaciones de aquello que iniciamos.
GIBOSA CRECIENTE:
Antes de llegar a la luna llena nos encontramos con la fase que llamamos gibosa. Quizás haya cuestiones o acciones que después de haber pasado por la tensión del cuarto creciente debamos volver a pensar, rehacer o reformular. Este es un momento importante de aprendizaje, de corrección, de calibración... Entre el cuarto creciente y gibosa creciente podemos hacer grandes reajustes de un modo ya más calmado y provechoso.
LUNA LLENA:
En la fase de Luna Llena tenemos la mayor capacidad para ver y entender de qué nos habla el ciclo que iniciamos en Luna Nueva. Quizás las primeras direcciones hacia donde se orientó nuestro cambio o propósito hayan sido modificadas o hayan ido madurando. La luna está completamente iluminada por el Sol llegando a su culminación. Si mis acciones y mi devenir por las fases anteriores viene cargado por la negación de ciertas situaciones y actitudes, la luz solar reflejada por la luna puede desestabilizarme. Si por el contrario estuve dando pasos hacia mi objetivo ahora comprendo qué se estuvo iniciando en mí.
Esta es la fase de máxima claridad y entendimiento. Es con la luna llena también donde el mundo onírico puede revelarnos sus mayores significados e incluso revelarnos secretos. El inconsciente aflora al consciente y podemos observar la parte sumergida del Iceberg. Las emociones están a flor de piel (la luna nos habla de ellas) y nos piden observación y escucha, con aceptación y sin juicio.
GIBOSA MENGUANTE O DISEMINADORA:
Tras la luna llena llega el momento de recoger lo sembrado. Lo que a priori requirió esfuerzo da sus frutos y es por ello que simboliza un momento de recompensas. En esta fase es importante tener en cuenta y reconocer mi capacidad o no de agradecimiento y de disfrute de mis logros.
También aquí empezamos a descender en nuestro camino que llegó a la cumbre en la fase de luna llena.
CUARTO MENGUANTE:
En el cuarto menguante, seguimos en el descenso de la energía y empieza a aparecer la necesidad de depurarme de cuestiones viejas y obsoletas. La conciencia puede sentir cierta crisis o rendición. El proceso tuvo su punto de culminación en la luna llena y de recompensa en la luna diseminadora y ahora nace una necesidad de disolución para preparar de nuevo el terreno. Metafóricamente podemos hablar del otoño del proceso. Un momento de profunda necesidad de despojarme de lo viejo para ser nutriente de lo que va iniciar en el próximo ciclo.
Escucha nuestro episodio de Eclipses de nuestro Podcast "A la luz de la astrología"
LUNA BALSAMICA:
Es el cierre de ciclo donde se produce la disolución completa. Algo tiene que morir para que algo nuevo nazca. Es así que es un momento de cierre, de despedida y de cultivar nuestra capacidad de aceptación y desapego. Es hora de purificar para poder renacer en el próximo ciclo.
Estas fases y esta mirada cíclica nos acerca a ser conscientes del inamovible dinamismo de la vida y el discurrir del tiempo. Muchas veces en el anhelo de querer detener este movimiento y de retener ciertos momentos "cúlmines" creamos resistencias al cambio que desaceleran nuestra evolución y terminan causándonos dolor. Entender nuestros ciclos y la necesidad de pasar por los otoños e inviernos personales nos permite acompañar la propuesta de la vida y dejar que nos sorprenda con cada nuevo inicio.
Ruth Pallejà Lozano
Astróloga y Coach con PNL
Consultas en Barcelona y Online
Docente de la Escuela de Astrología de
RED HOLÍSTICA
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